Gas renovable para reducir emisiones de gases de efecto invernadero

El uso de gas renovable en las infraestructuras gasistas existentes podría desempeñar un papel importante en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta niveles nulos para mediados de siglo, de acuerdo con el estudio publicado por la iniciativa Gas for Climate. Esta reducción es necesaria para cumplir el Acuerdo de París, que establece como objetivo mantener el calentamiento global por debajo de 2 ºC y evitar así que el cambio climático alcance unos niveles peligrosos.

El grupo Gas for Climate, que inició su andadura a mediados de 2017, está formado por siete empresas europeas destacadas del transporte de gas (Enagás, Fluxys, Gasunie, GRTgaz, Open Grid Europe, Snam y TIGF) y dos asociaciones del sector de gas renovable (European Biogas Association y Consorzio Italiano Biogas). Gas for Climate se ha comprometido a que las emisiones netas de gases de efecto invernadero en la UE se reduzcan a cero en 2050 y, por este motivo, el grupo encargó a Ecofys (perteneciente a Navigant) que preparase un estudio sobre el futuro papel del gas en un sistema energético libre de emisiones.

Gas renovable para reducir emisiones de gases de efecto invernadero

El uso de gas renovable en las infraestructuras gasistas existentes podría desempeñar un papel importante en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero hasta niveles nulos para mediados de siglo.

Hidrógeno y biometano renovable

El resultado muestra que es posible aumentar la producción de gases renovables a más de 120.000 millones de metros cúbicos anuales desde ahora hasta 2050, incluidos tanto el hidrógeno como el biometano renovable. El potencial del biometano se fundamenta en un escenario preliminar y conservador de uso sostenible de la biomasa en Europa.

La utilización de este gas renovable en las infraestructuras gasistas existentes para sistemas de calefacción de edificios, producción de electricidad gestionable como complemento a energía eólica y solar, y como combustible en el transporte pesado rodado, permitiría un ahorro de unos 140.000 millones de euros anuales a partir de 2050, comparado con un hipotético escenario energético futuro en el que no esté presente el gas.

(Fuente: PQ)

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