El enigma de esta cuestión no radica en cuándo hacer una revisión de lunares, sino más bien en cómo hacerla.
Realmente, cualquier momento es bueno para realizar una revisión de los distintos lunares que puedan haber distribuidos por el cuerpo. La piel, es el órgano más grande del cuerpo humano y se debe revisar para cerciorarse de que todo en ella está bien. Algunos por su composición o por la distribución de los pigmentos no presentan riesgo de malignizarse pero otros sin embargo deben ser controlados de forma continuada y medidos a lo largo del tiempo para que a la menor señal de cambio puedan eliminarse y prevenir de esta forma una forma prematura de melanoma maligno o cáncer de piel.
Y para entrar en materia, vamos a explicar qué debemos valorar para descartar si un lunar es o no sospechoso.
¿Qué es un lunar?
Los lunares son crecimientos sobre la piel. Se producen cuando las células productoras de pigmento de la piel, llamadas melanocitos, crecen en grupos. Los lunares son muy comunes. La mayoría de las personas tiene entre 10 y 40 lunares. Los lunares suelen ser rosados, negros o marrones. Pueden ser planos o elevados. Generalmente son redondos u ovalados y no mayores que una goma de lápiz.
Casi una de cada diez personas tiene por lo menos un lunar inusual (atípico) de aspecto distinto a los lunares comunes. Este se denomina nevus displásico. Estos lunares pueden tener más probabilidades de convertirse en melanoma, un tipo de cáncer de piel, que los lunares comunes.
Cuando se sospeche de si un lunar es maligno o no, conviene seguir la regla del ABCD:
A – Asimetría. Si una mitrad es distinta a otra.
B – Bordes. Si son irregulares y poco delimitados.
C – Color. Si hay diferencia de una zona a otra con tonos marrón, negro, rojo o azul.
D – Diámetro. Si es superior a 6mm
Ante la duda, siempre se debe consultar con el dermatólogo, ya que en estos casos es casi más importante la prevención que el tratamiento, revisando los lunares anualmente y vigilando que no se vean alterados ninguno de los factores de la regla ABCD. Es importante destacar que un simple acto preventivo como el de revisar los lunares puede evitar problemas posteriores que pueden considerarse graves para la salud.
¿Cómo y cuándo se deben eliminar los lunares?
Si existe sospecha o probabilidad de que el lunar malignice, se debe realizar una extirpación quirúrgica y mandar el lunar a analizar a anatomía patológica, donde el patólogo indicará al dermatólogo si los bordes de extirpación aparecen limpios de células malignas. En caso de que existan restos de células pre o cancerosas, se debe extirpar de nuevo hasta la completa resección. De todas formas la prevención es de suma importancia y conviene revisar los lunares anualmente así como protegerlos del sol y de cabinas de bronceados bien con barreras físicas o con filtros solares de alto factor de protección.
Evidentemente, y como hemos señalado al principio, CUALQUIER MOMENTO ES BUENO PARA REVISAR LOS LUNARES. Ante la menor duda sobre el aspecto y/o evolución de alguno de ellos, siempre debe consultar con un dermatólogo, que explore la distribución del pigmento mediante la adecuada tecnología y proceda a su exéresis o eliminación según el procedimiento que más convenga en cada caso.
(Fuente: Centro Dermatológico Estético)
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