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5 Falsos mitos que giran alrededor del pan

El pan ha sido un alimento que durante mucho tiempo ha generado multitud de debates sobre si engorda o no además de otras falsas creencias. En ocasiones nos olvidamos de que para disfrutar de una dieta equilibrada lo más aconsejable es ingerir todo tipo de nutrientes entre los que los hidratos de carbono juegan un papel imprescindible.

A menudo se cree que el principal componente del pan son hidratos de carbono pero no somos conscientes de que también contiene cantidades significativas de fibra, vitaminas del grupo B, minerales y proteínas. Por ello, es un aliado perfecto para cubrir los requerimientos nutricionales y energéticos que nuestro organismo necesita.

Te contamos algunos mitos y curiosidades:

¿Aporta tantas calorías como se piensa?

Es común escuchar que el pan engorda, pero lo cierto es que tiene un aporte calórico moderado y apenas contiene grasa. El aumento de peso se produce cuando consumimos más energía de la que nuestro organismo necesita.

Según un estudio reciente, una dieta rica en pan, especialmente en el caso del pan integral, favorece una disminución del peso, de la circunferencia de cintura y del índice de masa corporal.

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Nueve alternativas a la harina de trigo

Kamut, espelta, centeno, arroz, alforfón, tapioca y muchas más: si tenemos todas estas harinas al alcance de nuestra mano, ¿por qué limitarnos a consumir siempre la misma?

Si cuando te hablan de harina piensas automáticamente en la de trigo, te estás perdiendo todo un mundo de sabores, texturas y preparaciones. Ya que la tomamos en forma de pasta, bizcochos o galletas, la usamos para rebozar y espesar y es uno de los pilares de la alimentación de medio mundo, ¿por qué limitarse a consumir una sola variedad, habiendo tantas?

A continuación os contaremos algunas cosas sobre 9 alternativas a la harina de trigo: algunas son aptas para celíacos, otras panificables y otras perfectas para conseguir un rebozado perfecto, entre muchas otras cosas. También hay sugerencias de recetas para empezar a usarlas si te ves un poco perdido: una vez descubras el pao de queijo, las arepas o la fainá tendrás siempre un rinconcito en la alacena para ellas.

Maíz

Más que de «harina de maíz» deberíamos hablar de «harinas«, porque con este cereal –sin gluten– se elaboran diferentes versiones. La más conocida aquí es la de fécula de maíz, también conocida como maicena, con la que se puede hacer pan, pastelería, bechamel, espesar salsas –no deja sabor a harina cruda, como la de trigo– o conseguir que el yogur no se desestabilice cuando lo calentamos. Para conseguir una consistencia similar a la de las masas con gluten, en algunas preparaciones se mezcla con goma xantana.

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El trigo de alta calidad, una oportunidad de negocio

Valladolid acogió durante dos días a toda la cadena de valor del cereal en las XXIX Jornadas de la Asociación Española de Técnicos Cerealistas (AETC), en la que los expertos coincidieron en señalar la oportunidad para todo el sector que suponen los trigos de calidad o alto valor añadido.

«España importa al año unos dos millones de toneladas de cereales, de los que un millón son trigos de fuerza, un nicho de mercado que está ahí y que debemos aprovechar, aunque todavía nos falte recorrido», explicó Jesús Esteban de la empresa harinera Emilio Esteban.

Aunque todos señalaron la importancia que tiene la transformación del trigo principalmente en harina y sémola para la producción de pastas, galletas, etc., nuestros agricultores, siguen viendo dificultades para sacarle el máximo rendimiento y rentabilidad.

«No es para todas las zonas ni para todos los agricultores, el que lo siembre tiene que ser un agricultor muy preparado ya que exige mucha dedicación», aseguró Alberto Pérez, del Grupo Alimentario Agropal.

Julio Aguilar, productor de cereales en Burgos comentó las dificultades a las que se enfrentan los agricultores que deciden a sembrar este tipo de trigos de alto valor añadido.

«Sembramos las variedades recomendadas, utilizamos maquinaria puntera, seguimos los consejos de los técnicos y al final después de lo invertido, muchas veces, no se consiguen los objetivos que te marca la industria y lo tienes que vender como trigo para pienso». Aunque Aguilar cree en el futuro de este tipo de trigos, echa en falta más compromiso de la industria harinera «que no valora lo suficiente lo que hacemos» y demanda «más investigación en sacar variedades más adaptadas a nuestros suelos y necesidades».

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