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El 13 de abril, dentro de dos meses, entra en vigor el reglamento europeo para la reducción de la acrilamida publicado a finales de noviembre de 2017. La acrilamida es una sustancia química que se genera de forma natural durante la transformación de varios tipos de alimentos al ser fritos, asados o cocidos a altas temperaturas. Esto afecta directamente a los productos de panadería ya que el horneado es el paso final y fundamental para obtener un producto de comestible. Pequeños obradores y todo tipo de empresas panificadoras están pendientes de la aplicación del reglamento y de la guía que se está negociando en las últimas semanas en Bruselas entre la Comisión y la confederación europea de panadería y pastelería (Cebp).

“Se está elaborando un documento de guía para el cumplimiento del reglamento que es el que estamos ahora mismo intentando que sea lo menos gravoso posible para la pequeñas y medianas empresas” ha explicado a P&P José María Fernández del Vallado, secretario general de la CEBP.

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Así será el nuevo pan integral en España

¿Es lo que compramos como integral realmente integral? Si revisa la composición de los productos (galletas, cereales, pan envasado) observará que no todo lo que lleva la palabra «integral» se elabora con harina integral.

De nuevo —como con el jamón york o los productos para fundir que se presentan estéticamente como quesos sin serlo— la ley permite frases engañosas. Por ejemplo: no es lo mismo «elaborado 100% con harina integral» que «elaborado con harina 100% integral»; en el segundo caso, el claim no promete ninguna cantidad mínima (como tampoco lo exige la ley) de esa harina. El asunto no es nuevo, el nutricionista Aitor Sánchez, autor del blog Mi dieta cojea, ya lo advertía en uno de sus artículos: «Tenemos en España una barra integral con un 0% de harina integral. Toda ella es refinada, pero luego le añaden salvado, y así le aumentan la fibra».

Esta ambigüedad tiene los días contados, pues el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) prepara una nueva norma que hará que todo lo integral por fin lo sea y que nuestro paladar deba acostumbrarse a nuevos sabores.

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Desarrollan trigo editado genéticamente bajo en gluten para pacientes celiacos

Lo que le da al pan gran parte de su atractiva textura es el gluten, un grupo de proteínas que se encuentran en el trigo, el centeno y la cebada. Pero en las personas con un trastorno autoinmune grave llamado enfermedad celíaca, el gluten daña su intestino delgado. Muchos otros pueden tener intolerancia al gluten más leve y evitar los alimentos que lo contienen.

La mayoría del pan sin gluten está hecho de harinas alternativas a base de arroz o papa, por lo que sabe y se siente diferente del pan de trigo. Sin embargo, recientemente investigadores dicen que han encontrado una forma de manipular genéticamente el trigo y desarrollar variedades que contiene mucho menos del tipo de gluten más problemático, pero dejándolo todavía con otras proteínas que dan al pan su sabor y elasticidad característicos.

Desarrollan trigo editado genéticamente bajo en gluten para pacientes celiacos

Los cultivos genéticamente modificados, o transgénicos, son el tema de un debate feroz en todo el mundo; algunos países, incluidos Francia y Alemania, prohíben su siembra comercial. La mayor preocupación involucra la práctica de insertar ADN de una especie en otra, dice Francisco Barro, un científico de plantas en el Instituto de Agricultura Sostenible en España. Para evitar este cruce genético, Barro y sus colegas utilizaron la más reciente y revolucionaria  técnica de edición genética con CRISPR/Cas9 para cortar genes seleccionados de un genoma de trigo.

Su estudio se centró en las alfa-gliadinas, proteínas del gluten que se cree que son los principales alborotadores del trigo en el sistema inmune. Los investigadores diseñaron trozos de material genético que dirigían a la proteína Cas9 de tipo tijera para cortar 35 de los 45 genes de alfa-gliadina en el genoma del trigo. Cuando el trigo modificado se probó en una placa de Petri, produjo una respuesta inmune del 85% más débil, según informó el equipo en un estudio de septiembre en Plant Biotechnology Journal.

Wendy Harwood, una genetista de cultivos en el Centro John Innes en Inglaterra, que no formó parte del estudio, señala que el trigo editado genéticamente tiene mucho camino por recorrer antes de que pueda convertirse en algo comerciable. “No creo que sea el final de la historia”, dice ella. “Este es solo un paso realmente importante para tal vez producir algo que será increíblemente útil”. Para desarrollar una cepa de trigo completamente segura para pacientes celíacos, los investigadores podrían necesitar apuntar a más genes de gluten. Barro dice que su equipo está trabajando en eso.

(Fuente: AgroA)