Las solenopsinas, las moléculas que confieren la toxicidad a estos animales, han demostrado revertir la enfermedad en ratones.
La psoriasis, una de las enfermedades dermatológicas de origen autoinmune más comunes y molestas de nuestra época, puede llegar a ser muy difícil de tratar en algunos individuos. De hecho, y a pesar de afectar en muchos casos tan sólo a determinadas zonas de la piel humana, puede llegar a ser motivo de baja laboral por su intensidad. En otros casos, además, la psoriasis puede asociarse a otras enfermedades como la artritis o inflamación articular, dando lugar a una identidad propia denominada artritis psoríasica.
Aunque en los casos más leves el tratamiento con determinados tipos de cremas puede ser suficiente, en los casos más extensos y graves llega a ser necesario el uso de fármacos biológicos por vía intramuscular. Asimismo, también existen casos donde ninguno de los tratamientos actuales llega a producir una mejora significativa.