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Las bolsas de plástico dejarán de ser gratuitas desde julio

A partir del 1 de julio los comerciantes deberán cobrar un precio por cada bolsa de plástico ligera que entreguen al consumidor, a excepción de las bolsas de plástico muy ligeras, de menos de 15 micras de espesor, necesarias por razones de higiene o que se suministran como envase primario para alimentos a granel.

El Real Decreto 293/2018, de 18 de mayo, incorpora al ordenamiento jurídico español la Directiva (UE) 2015/720 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 29 de abril de 2015, y tiene por objeto reducir el consumo de bolsas de plástico para prevenir y reducir los impactos adversos que producen en el medio ambiente los residuos que generan, con especial atención al daño ocasionado a los ecosistemas acuáticos, así como evitar la pérdida de recursos materiales y económicos que supone el abandono de las bolsas de plástico y su dispersión en el medio ambiente. Además, crea el Registro de Productores de Productos.

Quedan incluidas en el ámbito de aplicación de la norma todas las bolsas de plástico puestas en el mercado en el territorio del Estado, así como los residuos generados por dichas bolsas.

La citada Directiva europea establece que los Estados miembros han de adoptar medidas con el fin de reducir de forma sostenida, en su territorio, el consumo de bolsas de plástico ligeras. De entre las opciones que propone, la norma considera como más adecuadas las siguientes medidas:

  • Desde el 1 de julio de 2018 se prohíbe su entrega gratuita a los consumidores en los puntos de venta. Desde esa fecha los comerciantes deben cobrar un precio por cada bolsa de plástico ligera que entreguen al consumidor, a excepción de las bolsas de plástico muy ligeras (de menos de 15 micras de espesor) que son necesarias por razones de higiene o que se suministran como envase primario para alimentos a granel.
  • Desde el 1 de enero de 2021 se prohíbe la entrega, gratuita o no, a los consumidores, en los puntos de venta, de bolsas de plástico ligeras y muy ligeras no compostables. De esta forma, las bolsas compostables, cuyo tratamiento más adecuado es a través de procesos biológicos, se gestionarán conjuntamente con la fracción de biorresiduos presente en los residuos municipales, evitando así que se puedan mezclar con otros flujos de residuos como los de envases de plástico, ya que su mezcla podría dificultar el reciclado mecánico de los plásticos no compostables.

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Economía circular: incubando el envase del futuro

El primer centro de innovación sobre economía circular de Europa cumple su primer año trabajando en proyectos que definirán cómo reciclaremos en los próximos años.

El futuro del reciclaje se decide y se testa en laboratorio, concretamente en «The Circular Lab», inagurado hace un año en Logroño por Ecoembes, entidad que coordina el reciclaje de envases en nuestro país, y que ya está dando los primeros resultados. «En España solo se recicla el 29,7% de todos los residuos sólidos urbanos, y son los envases los residuos domésticos que tiran del reciclaje, aunque representamos solo el 8% del total de residuos que se generan. Y para avanzar en estas cifras necesitamos la economía circular y la innovación por la que apostamos en este laboratorio con el desarrollo de multitud de proyectos», dice Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes.

De este edificio sostenible -que se abastece con paneles solares y un pozo geotérmico, y decorado con lámparas que son boyas marinas en desuso y sillas hechas a partir de botellas recicladas- saldrán los envases del futuro y las mejores ideas para una gestión inteligente de los residuos. Se trata del primer centro de innovación sobre economía circular de Europa y trabaja para convertirse en un referente en esta materia centrándose en cuatro áreas de innovación fundamentales: envases del futuro -a través del ecodiseño, la búsqueda de nuevos materiales sostenibles y la incorporación de materiales reciclados en los procesos de producción-; concienciación sensibilización ciudadana; «Smartwaste», aplicando la tecnología más puntera a los procesos de recogida, selección y reciclado de envases para lograr ciudades inteligentes en las que todo esté conectado, y emprendimiento, fomentando la innovación abierta, a través de la ideación, la incubación y la aceleración de proyectos o «startups». Vienen a estas líneas siete proyectos que definirán cómo reciclaremos en los próximos años.

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UBE y Ainia presentan nuevos prototipos de envases flexibles

Basado en una combinación de polímeros (materiales plásticos en la categoría de copoliamidas avanzadas) estos prototipos pueden aumentar al doble la vida útil de salsas, purés, mermeladas, alimentos infantiles, zumos, platos preparados y conservas, entre otros. Si un puré de verduras en un envase plástico tradicional tiene una vida útil de 150 días, en el nuevo envase desarrollado con materiales innovadores y en condiciones óptimas de conservación puede superar los 300 días de vida útil para su consumo.

UBE y Ainia presentan nuevos prototipos de envases flexibles

Ainia Centro Tecnológico y la empresa UBE Corporation Europe han colaborado en el desarrollo de nuevos envases flexibles capaces de alargar la vida útil de los alimentos sensibles a la oxidación por el paso del tiempo, como pueden ser: las salsas, purés, mermeladas, compotas, alimentos infantiles, zumos, concentrados, bebidas alcohólicas, platos preparados y conservas.

En el marco del proyecto Copaflex, se han desarrollado 2 prototipos de envase con una innovadora combinación de polímeros (copoliamidas avanzadas) capaces de mejorar el comportamiento a esterilización o tratamientos térmicos a altas temperaturas. Como resultado, se ha logrado prolongar la vida útil de los alimentos envasados, llegando a duplicarla en algunos casos. Por ejemplo, un puré de verduras, que en los envases flexibles actuales tiene una vida útil de 150 días aproximadamente; en un envase desarrollado con estos innovadores materiales, puede mantenerse en condiciones óptimas para su consumo más de 300 días.

Además, gracias a este tipo de polímeros con mejores propiedades mecánicas que los convencionales (resistencia a la punción, tracción, flexibilidad…) se ha logrado un formato de envase flexible alternativo a los envases rígidos convencionales, que permite una mejor ergonomía y facilidad de uso, sin incrementar su impacto ambiental.

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