Estudios de mitigación y la modificación de las condiciones de procesado, medidas eficaces para controlar los niveles de acrilamida en la producción de alimentos sin afectar a su calidad
El objetivo final es disminuir la exposición a la acrilamida en la dieta de los consumidores. La acrilamida se forma al hornear, freír o tostar alimentos como pan, patatas, cereales, bollería o café a altas temperaturas.
11 de abril, entra en vigor el Reglamento de la Comisión Europea, (UE) 2017/2158, por el que obliga a las empresas de alimentación a reducir los niveles de acrilamida en la producción de alimentos susceptibles de presentar esta sustancia, una sustancia que en ciertas condiciones puede tener riesgo para la salud.
A partir de mañana, las pymes tendrán que cumplir con los criterios de control y mitigación de acrilamida en los alimentos establecidos por la UE. Para ello, deberán realizar un plan de control para conocer los niveles de esta sustancia en sus productos y aplicar medidas para disminuirlos. Leer más