Kamut, espelta, centeno, arroz, alforfón, tapioca y muchas más: si tenemos todas estas harinas al alcance de nuestra mano, ¿por qué limitarnos a consumir siempre la misma?
Si cuando te hablan de harina piensas automáticamente en la de trigo, te estás perdiendo todo un mundo de sabores, texturas y preparaciones. Ya que la tomamos en forma de pasta, bizcochos o galletas, la usamos para rebozar y espesar y es uno de los pilares de la alimentación de medio mundo, ¿por qué limitarse a consumir una sola variedad, habiendo tantas?
A continuación os contaremos algunas cosas sobre 9 alternativas a la harina de trigo: algunas son aptas para celíacos, otras panificables y otras perfectas para conseguir un rebozado perfecto, entre muchas otras cosas. También hay sugerencias de recetas para empezar a usarlas si te ves un poco perdido: una vez descubras el pao de queijo, las arepas o la fainá tendrás siempre un rinconcito en la alacena para ellas.
Maíz
Más que de «harina de maíz» deberíamos hablar de «harinas«, porque con este cereal –sin gluten– se elaboran diferentes versiones. La más conocida aquí es la de fécula de maíz, también conocida como maicena, con la que se puede hacer pan, pastelería, bechamel, espesar salsas –no deja sabor a harina cruda, como la de trigo– o conseguir que el yogur no se desestabilice cuando lo calentamos. Para conseguir una consistencia similar a la de las masas con gluten, en algunas preparaciones se mezcla con goma xantana.