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Debido al monocromatismo de sabores y aromas con los que, en su breve historia, ha contado la producción de pan sin gluten y a la pobreza nutricional del mismo, los profesionales que nos dedicamos a este sector nos hallamos en una continua búsqueda de nuevos ingredientes, en forma de harinas, que nos ayuden a dotar a nuestros panes de unas características, tanto nutricionales como organolépticas, similares y en muchos casos superiores, al pan tradicional que tanto echa de menos el colectivo a quien va dirigido nuestro producto.

Dentro de estas “nuevas” incorporaciones contamos con una larga lista de posibles ingredientes, cada uno de ellos aportando distintas cualidades, tanto nutricionales como de aroma y sabor. Cada uno infiriendo distintas condiciones reológicas en nuestros procesos pero todos con una característica común, la ausencia de gluten, tanto en la propia materia prima como en los procesos de selección, transporte, molienda, etcétera.

Contamos con harinas procedentes de: cereales, pseudocereales, semillas, leguminosas, tubérculos e, incluso, de frutos secos.

Además de la harina de arroz y el almidón de maíz que han supuesto desde siempre la base de nuestras elaboraciones ‘sin gluten’, podríamos destacar por su sabor y por las excelentes cualidades que aportan en nuestras masas los siguientes:

Harina de Teff

Nuevas harinas en la panificación sin gluten

Cereal de origen Etíope con una aportación nutricional muy superior a la del trigo.

Sus principales beneficios son:
– Debido a su alto contenido en fibra ayuda a mantener el intestino en condiciones óptimas, pudiendo considerarse un probiótico natural
– Controla los niveles de glucosa en sangre y, por lo tanto, la diabetes.

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UBE y Ainia presentan nuevos prototipos de envases flexibles

Basado en una combinación de polímeros (materiales plásticos en la categoría de copoliamidas avanzadas) estos prototipos pueden aumentar al doble la vida útil de salsas, purés, mermeladas, alimentos infantiles, zumos, platos preparados y conservas, entre otros. Si un puré de verduras en un envase plástico tradicional tiene una vida útil de 150 días, en el nuevo envase desarrollado con materiales innovadores y en condiciones óptimas de conservación puede superar los 300 días de vida útil para su consumo.

UBE y Ainia presentan nuevos prototipos de envases flexibles

Ainia Centro Tecnológico y la empresa UBE Corporation Europe han colaborado en el desarrollo de nuevos envases flexibles capaces de alargar la vida útil de los alimentos sensibles a la oxidación por el paso del tiempo, como pueden ser: las salsas, purés, mermeladas, compotas, alimentos infantiles, zumos, concentrados, bebidas alcohólicas, platos preparados y conservas.

En el marco del proyecto Copaflex, se han desarrollado 2 prototipos de envase con una innovadora combinación de polímeros (copoliamidas avanzadas) capaces de mejorar el comportamiento a esterilización o tratamientos térmicos a altas temperaturas. Como resultado, se ha logrado prolongar la vida útil de los alimentos envasados, llegando a duplicarla en algunos casos. Por ejemplo, un puré de verduras, que en los envases flexibles actuales tiene una vida útil de 150 días aproximadamente; en un envase desarrollado con estos innovadores materiales, puede mantenerse en condiciones óptimas para su consumo más de 300 días.

Además, gracias a este tipo de polímeros con mejores propiedades mecánicas que los convencionales (resistencia a la punción, tracción, flexibilidad…) se ha logrado un formato de envase flexible alternativo a los envases rígidos convencionales, que permite una mejor ergonomía y facilidad de uso, sin incrementar su impacto ambiental.

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Trigo sarraceno: porqué esta vieja semilla se ha puesto de moda

Un grano milenario. Más de 7.000 años de historia en Europa avalan sus propiedades. Gastronómicamente, tambien tiene un gran valor, que cada día pasa menos desapercibido y está más de actualidad.

Hay un nuevo grano en el barrio y está en todas las panaderías. ¿Su peculiaridad? No es un cereal. Esto puede resultar extraño, porque el trigo sarraceno, también conocido como alforfón, engaña hasta en el nombre. Es una planta poligonácea, que nada tiene que ver con las gramíneas de las que surgen los cereales, y de la misma forma, carece totalmente de parentesco con el milenario trigo.

El origen no es la única diferencia. El precio de la harina de alforfón es hasta 10 veces mayor que el de la del trigo (0,42€ el normal y 6,3€ el alforfón).

El alforfón es popular entre los celíacos. Nadie echa más de menos el pan que quien menos puede comerlo.

¿Pero por qué esta “harina ancestral, primaria y esencial”, como la define Fina Puigdevall, chef de Les Cols, alcanza tan elevado precio? No tiene sentido, teniendo en cuenta que lleva entre nosotros miles de años (según la Universidad de Helsinki, los “primeros cultivos fueron alforfón en el año 5300 a. C.”).

Su popularidad viene dada por 2 factores. El primero es que lo nuevo (aunque en realidad el alforfón sea muy pero que muy viejo) tiene tirón. La gente busca abrir sus «horizontes panaderos», como los que el trigo sarraceno puede proporcionarles. La segunda, y tal vez la más relevante, es que esta semilla (al contrario que su «primo» el trigo tradicional) carece por completo de gluten.

La concienciación de la sociedad con respecto a los celíacos ha aumentado en los últimos años, a pesar de que, según el informe «Consumidor Sensitivo», de la consultora Nielsen, solo representan un 1% de los españoles. Aun así, un 13% de los consumidores evita el gluten. Es lógico que el trigo sarraceno y sus derivados sean populares entre este sector de la población. Nadie echa más de menos el pan que quien menos puede comerlo.

Trigo sarraceno: porqué esta vieja semilla se ha puesto de moda

Ahora bien, al margen de su nulo contenido en gluten, ¿tiene un mayor valor nutricional el trigo sarraceno que el trigo a secas? Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, los valores son muy próximos:

  • ENERGÍA: Ambos tienen casi las mismas calorías por cada 100 gramos (340 Kcal la harina de trigo contra 335 la de alforfón)
  • GRASAS: El trigo sarraceno tienen más grasas que el normal (3,1 gr contra 2,5 gr)
  • PROTEÍNAS: Casi las mismas, aunque el trigo un poco más (12,62 gr contra 13,21 gr)
  • AZÚCARES: Muchísimos más que el alforfón (0,41 gr contra 2,60 gr)
  • MINERALES: El alforfón es más rico. Tiene más calcio, hierro, magnesio, potasio, sodio y zinc. Además contienen cantidades muy similares de fósforo.
  • VITAMINAS: Tienen valores muy parecidos, siendo la única diferencia el mayor contenido de vitamina K del trigo sarraceno. De todos modos, los siete microgramos están muy eljos de la cantidad diaria recomendada de 75.

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