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Nueve alternativas a la harina de trigo

Nueve alternativas a la harina de trigo

Kamut, espelta, centeno, arroz, alforfón, tapioca y muchas más: si tenemos todas estas harinas al alcance de nuestra mano, ¿por qué limitarnos a consumir siempre la misma?

Si cuando te hablan de harina piensas automáticamente en la de trigo, te estás perdiendo todo un mundo de sabores, texturas y preparaciones. Ya que la tomamos en forma de pasta, bizcochos o galletas, la usamos para rebozar y espesar y es uno de los pilares de la alimentación de medio mundo, ¿por qué limitarse a consumir una sola variedad, habiendo tantas?

A continuación os contaremos algunas cosas sobre 9 alternativas a la harina de trigo: algunas son aptas para celíacos, otras panificables y otras perfectas para conseguir un rebozado perfecto, entre muchas otras cosas. También hay sugerencias de recetas para empezar a usarlas si te ves un poco perdido: una vez descubras el pao de queijo, las arepas o la fainá tendrás siempre un rinconcito en la alacena para ellas.

Maíz

Más que de «harina de maíz» deberíamos hablar de «harinas«, porque con este cereal –sin gluten– se elaboran diferentes versiones. La más conocida aquí es la de fécula de maíz, también conocida como maicena, con la que se puede hacer pan, pastelería, bechamel, espesar salsas –no deja sabor a harina cruda, como la de trigo– o conseguir que el yogur no se desestabilice cuando lo calentamos. Para conseguir una consistencia similar a la de las masas con gluten, en algunas preparaciones se mezcla con goma xantana.

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Pan de maíz, ideal para los celiacos

Pan de maíz, ideal para los celíacos

El pan de maíz, elaborado con harina del mismo cereal, es una excelente opción para todos por su sabor y por su contenido en yodo, que entre sus múltiples beneficios ayuda a regular el colesterol. También es una alternativa muy recomendable para los celiacos, ya que la harina de maíz no contiene gluten, o para aquellos que simplemente quieran probar algo diferente.

Pan de maíz, ideal para los celíacosA pesar de ser mundialmente conocido, muchos no saben que este pan proviene del continente americano, de donde es originario este cereal. El maíz era un alimento básico de las tribus nativas americanas de la zona sur de los Estados Unidos y de América central, por lo que cuando los colonos estadounidenses llegaron, adoptaron el uso de la harina de maíz, dando como resultado este pan.

El pan de maíz experimentó un gran auge en la Guerra Civil estadounidense al ser un alimento económico y relativamente fácil de hacer. Conforme traspasaba fronteras, este tipo de pan ha ido adaptando su forma según la cultura de cada país, dando lugar a recetas que recuerdan más a un pastel y a otras que se asemejan más a lo que es un pan tal y como concebimos este alimento.

Sin embargo, por lo general es fácil identificarlo por su tonalidad amarillenta, de color yema de huevo, una textura esponjosa, un aroma pronunciado, ligeramente ácido, y una corteza crujiente que hace que invita a hincarle el diente.

Esta variedad es muy versátil, pues su sabor, ligeramente dulce, permite comerlo sin necesidad de acompañarlo de otros alimentos. No obstante, combina muy bien con sabores fuertes como los de los patés, los quesos azules, el foie o los ahumados y más dulces, como los de las mermeladas, las confituras o el membrillo.

(Fuente: Pan cada día)