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El poder de los envases para reducir los residuos alimentarios

La innovación en materiales, recipientes y métodos de envasado amplía la vida útil de almacenamiento, mientras que el envasado inteligente incrementa la confianza de los consumidores en el buen estado de los productos.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida, lo que supone un coste de unos 680.000 millones de dólares en los países industrializados y 310 000 millones de dólares en los países en desarrollo. ¿Es capaz de imaginar lo que esto supondría para los 800 millones de personas que pasan hambre en todo el mundo? Se trata de alrededor de 1,17 billones de kilogramos de alimentos desperdiciados anualmente, suficiente para alimentar al doble de esos 800 millones de personas.

El poder de los envases para reducir los residuos alimentarios

De acuerdo con las cifras de 2015 del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el 31% de todos los alimentos producidos en Estados Unidos no se comen, y cada estadounidense tira más de 16 kg de comida al mes. Además, según el USDA, el estadounidense medio tira el 40% del pescado fresco, el 23% de los huevos y el 20% de la leche que compra.

El impacto de estos residuos va más allá de los contenedores de basura. Cuando se tiran los alimentos, también se desperdician los recursos necesarios para producirlos, procesarlos y transportarlos. Para producir los alimentos que se desechan se emplean enormes cantidades de productos químicos, fertilizantes, combustibles y tierras y, en EE UU, el 25 % del agua total que se consume. Los alimentos que no se comen acaban en vertederos, donde su descomposición provoca el 25% de las emisiones de metano (un gas de efecto invernadero 20 veces más dañino que el CO2) de EE UU, según la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA).

Los consumidores y las marcas son cada vez más conscientes de los daños ambientales y financieros que supone comprar alimentos que se acaban tirando a la basura. Una parte del flujo de residuos que se suele olvidar son los residuos de coste completo, que proceden de productos que se fabrican, envasan y distribuyen sin llegar nunca a venderse y consumirse. Para abordar esta pérdida de manera directa, los fabricantes, junto con los minoristas y los organismos gubernamentales, se esfuerzan cada vez más en implementar soluciones de envasado avanzadas que prolonguen la vida útil de almacenamiento y minimicen los residuos.

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